sábado, 17 de octubre de 2015

SOÑANDO CON MARTA

Querida Marta, estés donde estés:
Desde que faltas en casa, hace 6 años, 9 meses y un día, este país no ha cambiado mucho, al contrario que la vida de tu familia, claro. Verás, antes estaba Zapatero, que es el que conociste, el que se parecía a Míster Bean, y el de ahora, Rajoy habla raro y mete un ojo. La cuestión es que ninguno ha hecho mucho por tu causa, tan soló soltar paparruchadas.
La legislación sigue siendo de broma, la ley del menor parece sacada de El Club de la Comedia y, en definitiva, entre unos y otros, seguimos sin saber dónde estás, que es lo único urgente y relevante aquí. Es que es normal que no lo sepamos, porque en este país de ciudadanos con poca sangre en las venas, lo que sucede es que estamos muy distraídos: tenemos la polémica entre los que quieren independizarse y los que no quieren que nadie se vaya; 30 minutos de noticias futbolísticas después de almorzar; cerebros que se fugan y otros que se excusan en la crisis para no dar un palo al agua que es, básicamente, la forma de vida que ya practicaban antes de la crisis; el Iphone no sé qué número, el Twitter, el Facebook y el Whatsapp, que a lo tonto a lo tonto ahí ya se te ha ido el ochenta por ciento del día, y claro, lo que ocurre, Marta, es que estamos muy ocupados como para acordarnos de ti, como para unirnos y estar dando la lata día tras día en los medios de comunicación para que tus padres puedan enterrarte por fin. Así que lo urgente, que es encontrarte, ha dejado de serlo, para que te voy a mentir. Ahora cuando alguien saca a colación lo tuyo, todos nos miramos con cara de resignación y decimos “y el tema ése, que todavía sigue igual, hay que ver…” sin embargo, luego nos bajamos cualquier serie o salimos a tomarnos una cervecita por ahí y se nos pasa la indignación rápidamente. Total, no vivimos en tu casa para estar viendo a tu madre suspirar cada día al despertar. Es muy fácil que se nos olvide, entre otras cosas, porque en este país tenemos poca memoria y, lo que es peor: vivimos con un sentido de la tolerancia a la injusticia absolutamente normalizado. Si pretendes ir en contra de la mayoría, es decir, si pretendes luchar por nuestros derechos, no te conviertes en valiente o en persona admirable, no, no, eso es en Islandia, por ejemplo, aquí automáticamente te califican de iluso o de perroflauta, como si ser un iluso y un perroflauta fuera algo peyorativo. El cómo hemos perdido el norte y en qué momento es una incógnita para mí.
El caso es que en mi vida, desde que no estás, sí que han cambiado muchas cosas, entre ellas una que me golpea fuerte aquí adentro y que necesita salir y expresarse: ahora vivo a 350 metros del piso donde te asesinaron, según Google Maps. “Supuestamente”, es verdad, que aquí no se puede afirmar nada sin la coletilla. ¿O esto está confirmado? No sé, Marta, yo hace mucho que me perdí en los detalles de tu historia porque donde dicen "digo" dicen "Diego" y yo ya no sé qué es supuesto y qué no en tu maltrecha historia.
No tenía claro dónde estaba este bloque de pisos y ahora que lo sé, te reconozco que esto me tiene muy nerviosa, de hecho, he estado soñando contigo, dato que hasta ahora sólo le había contado a mi madre. Bajo a comprar casi enfrente de ese portal maldito y me pongo mal porque ahora ya no se me está olvidando lo que te ha ocurrido, ahora ya no me distraigo fácilmente de este tema, que será probablemente lo que le ha estado ocurriendo a tu familia y le seguirá ocurriendo. Cuando voy bajando las escaleras, planificando qué voy a cocinar, me dirijo hacia la tienda ultimando en mi cabeza qué voy a comprar y me voy poniendo triste. Paso por el chino enorme que está cerca del portal y de repente, sin darme cuenta pienso cosas… raras, jodidas, que me asustan, que me dejan con cierto desasosiego. Verás, es que me pregunto cosas del tipo si Miguel o su hermano entrarían a comprar algo aquí antes de deshacerse de ti, no sé, bolsas, lejía, etc … ¿y no bajaron nerviosos? ¿nadie observó nada raro en ellos? Me quedo mirando alrededor y no entiendo cómo nadie vio nada, ¿nadie? Aquí hay gente a todas horas, cualquier día de la semana, ¿en serio? Luego pienso en lo complicado del aparcamiento en esta zona, es difícil tener un coche aparcado justo en la puerta, lo habitual es que no esté cerca, por lo que lo que quieras meter en el coche hay que llevarlo hasta el coche que puede estar a bastantes metros, o acercar el coche a la puerta, que siendo una calle de un sólo sentido tienes que ser muy rápido porque obstaculizas el tráfico. En serio, ¿nadie?
A mí podrán explicarme tu caso los mejores abogados y políticos que yo lo tuyo nunca lo entenderé, es más, es que ni lo quiero entender, ni tengo porqué. No hay nada que entender, ¿qué tiene que entender la ciudadanía de este caso, por favor? ¿Es que además tenemos que hacer un ejercicio de escuchar leyes y aprendernos el código tal y pamplinas varias para comprender por qué todo sigue en el mismo lugar donde se dejó? No tenemos nada que escuchar, ya hemos tenido suficiente teatro lúgubre y sórdido de personas que se justifican en el amor hacia los suyos, presentes esa noche, para decir que no saben nada. ¿Es que alguien se cree que sólo tres o cinco personas - según la versión que creamos - saben algo? Sus familiares saben todo, las personas con las que hacen el amor, lo hacen sabiendo con qué tipo de monstruo se acuestan y les da igual. Hay una madre que seguro sabe todo y no habla amparada en el amor al ser al que parió. El karma actuará, seguro, lo tengo claro. No es posible que la vida no les devuelva amargura en algún momento, no me lo creo, no quiero creérmelo.
Cada vez que veo la cara de tu padre en televisión, se me cae el alma al suelo. Se me olvidan muchos de mis principios y valores y me dan ganas de vivir en Texas, uno de esos estados con pena de muerte. Aunque luego lo pienso y lo de la inyección letal se me hace muy dulce y creo que el estado de Texas se queda corto. A continuación llego a la conclusión de que es casi imposible que un familiar tuyo viva su vida al margen de tu muerte y desaparición, y me percato de lo tentador que ha de ser tomarse la justicia por su lado, sin que te importe nada más. Es entonces, justo cuando me doy cuenta de esto, que las frases de Paulo Coelho, los libros de autoayuda, los talleres de coaching, el yoga, la meditación y hasta lo que diga el Dalai Lama, a mí me deja de valer. Probablemente no le sirva a ninguno de tus seres queridos. Qué difícil vivir en paz sin tener un lugar al que llevarte flores, o más bien la frase debo acortarla y dejarla en “qué difícil vivir”. Punto.
He escuchado burradas. Burradas sobre ti, sobre tu vida sexual, sobre las niñas que le escriben cartas de amor a tu asesino a la cárcel y esto me parece … mira, es que no sé lo que me parece. Pierdo la capacidad de expresión ante esto, se me juntan todos los sentimientos de impotencia del mundo, me sobreviene mucha rabia, indignación, tristeza, desesperanza, rencor, y me quedo atrofiada porque esto es demasiado ya. Sin embargo, cuando creo que es demasiado ya, siempre escucho algo más que aún es peor. Esto nunca acaba, la falta de respeto hacia ti, el reírse en la cara de tu familia descaradamente, esto no parece tener fin.
Yo creo que te vamos a encontrar, eso es lo cierto. No obstante, tengo que decirte que no creo que esto ocurra por emplear más dinero y energía en tu búsqueda. Llámame ingenua, pero te contaré algo: yo estoy convencida de que alguien se desmoronará tarde o temprano. Quizás en 20 años, cosa que no quiero pensar, quiero pensar que en mucho menos, pero creo que esto ocurrirá. Porque, ¿sabes qué? Hay una cosa que a los malvados de esta historia se les ha olvidado: ellos también son humanos, no creo que sean personas, no obstante, son humanos. La vida cambia y hay secretos que nos pueden llegar a pesar tanto tanto tanto que tengamos que liberarlos para poder seguir. La vida da muchas vueltas y creo que hay corazones que, viviendo en libertad, viven encarcelados en sus miserias. Yo creo que el mal que hacemos nos persigue, lo que pasa es que, una vez más, nos distraemos mucho y se nos olvida. Quizás debamos esperar a que alguno de ellos esté en su lecho de muerte, sufriendo. No lo sé. Aún así, yo creo que ocurrirá.
Donde quiera que estés, quiero que sepas que este año en Fin de Año, cuando estemos a punto de darle la bienvenida a 2016, y yo esté viendo cómo toda mi familia se medio atraganta con las uvas con la risa que les entra, mientras yo los espero partiéndome también porque, al no comer uvas, aprovecho para reirme de ellos sin la boca llena, justo en ese momento antes de abrazarnos todos, en ese preciso instante en el que pido un deseo para el nuevo año, yo ya sé qué voy a pedir con todas mis fuerzas.
Un beso.

2 comentarios:

  1. Me alegro de que te hasyas decidido a publicar en un blog. Estoy segura de que sin pretenderlo tendrás pronto muchos seguidores a los que les harás funcionar las neuronas

    ResponderEliminar
  2. jajaja a ver si soy constante y sigo publicando. Un beso.

    ResponderEliminar