Hoy ha sido el día de la Tierra, de la "Pachamama", de la "Gaia", de cómo la quiera llamar cada uno.
¿Os habéis parado a pensar alguna vez que en nuestra cultura regida por el catolicismo rendimos homenaje a un montón de santos, vírgenes, cristos, ánimas, que no tocamos, que están en algún lugar del cielo, supuestamente, y nunca a algo tan tangible, tan nuestro y tan presente como la tierra que pisamos, que es quien acoge a todos los seres que habitamos en ella cada día? ¿Puede haber algo más sagrado que ella?
Dicen que este día lo propuso un senador estadounidense para que tomáramos conciencia de los diversos problemas MEDIOAMBIENTALES y de los SERES VIVOS que habitan aquí, con nosotros. Porque sí, porque era necesario establecerlo, porque algo tan importante como esto se nos olvida continuamente.
Cada día voy al trabajo en bicicleta e intento caminar o ir en bici a los sitios más alejados. Me trago todo el humo de los coches porque esto no es Amsterdan, no. Pero yo sigo, y aún así, donde vivo veo a tanta gente hacerlo y me da tanta alegría ver esa conciencia cada vez mayor. Esas bicis de paseo viejas, oxidadas, tuneadas con cajas en la parte trasera. Ese momento haciendo la compra en el que escuchas "no me des bolsa de plástico" y ves a la persona que trae su bolsa de tela de casa. Esas reuniones en "El Rincón del Búho" (o en casa de mi amiga Carmen Linares) de "traed la ropa y los objetos que no queráis que vamos a intercambiarlos". Qué bonito. Llegar a los bares de ciertas zonas de Sevilla y preguntar si puedes entrar con perro y recibir un "pero claaaaaro hombre, ¿le pongo un cacharrito con agua?".
Algo está cambiando, es lento, muy lento, sin embargo yo no estoy sola en esto y lo sé.
Falta mucho por hacer, mucha agua que reciclar, muchas luces que apagar, muchos árboles que plantar pero ahí vamos, luchando con los comentarios de las personas con falta de conciencia, con la incomprensión de familiares y amigos que creen que te complicas mucho la vida. No nos la complicamos, la simplificamos para cuidarla a ella, a la Tierra y a sus preciosas criaturas. Tanta ignorancia, tanto desconocimiento, tanta desinformación.
Felicidades, Madre Tierra, por seguir sobreviviendo, y sobre todo GRACIAS por acogerme y regalarme tanto, por todo eso que necesito, todo eso que nace y muere en ti.